jueves, 15 de noviembre de 2007

Las hipotecas de cuota fija

La principal cuestión que ha marcado el debate entre los economistas de todas
las épocas radica en discernir si la oferta crea su propia demanda, o si por otro
lado, la demanda es la que crea la oferta. Defensores y detractores de ambas
posiciones han ofrecido sus mejores esfuerzos para demostrar la veracidad de sus opiniones.

Ese mismo debate se puede extrapolar inversamente al mercado de las hipotecas,
de forma que habría que decidir si los clientes provocan que los bancos oferten
productos a su medida, o si, de otra forma, los bancos obligan a los clientes a aceptar
sus productos financieros.

Sin profundizar en el debate, se intuye que las hipotecas de cuota fija han
sido creadas para alcanzar un segmento de mercado, el de los ciudadanos que no
pueden ir más allá de unos ingresos mensuales fijos y poco variables al alza a lo
largo de su vida laboral.

Las hipotecas de cuota fija ofrecen una cuota de amortización fija a lo largo
de toda la vida del préstamo hipotecario, de forma que el cliente conoce desde un
primer momento cuanto dinero tendrá que pagar cada mes desde la primera hasta la
última cuota.

Se trata de hipotecas con tipo de interés variable, lo que provoca una de los
principales inconvenientes de este modelo, ya que si el tipo de interés de mercado se
desplaza al alza durante algún momento del período, y teniendo en cuenta que la cuota se
mantiene fija, la parte de esta cuota formada por intereses crecerá, disminuyendo, por
tanto, la parte proporcional de amortización del capital, lo que conlleva un
alargamiento en el plazo de amortización final del préstamo.

Por otro lado, se podría dar la situación contraria, esto es, que los tipos de
interés de mercado descendieran, con lo que la parte proporcional de la cuota
correspondiente a intereses disminuiría, mientras que la de amortización de capital aumentaría,
con lo que el plazo de amortización de esta hipoteca de cuota fija se reduciría.

Con ello se consigue que el cliente nunca sepa cuando finalizará su relación
contractual con la entidad financiera, con la incertidumbre que ello provoca, y la cuál
debe de ser valorada a la hora de decidirse por este modelo de préstamo hipotecario.

Las hipotecas de cuota fija ofrecen, por tanto, una gran opción a aquellas
personas sin opciones viables de incremento en sus ingresos mensuales futuros, por lo
que la posibilidad de conocer de antemano la cantidad que tendrán que descontar de
sus emolumentos les ofrece un atractivo evidente. Sin embargo, la incertidumbre
respecto al tiempo de vida de la hipoteca de cuota fija conforma el principal lastre de
este tipo de hipotecas.

Fuente: http://www.hipotecasinternet.com

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